Una vida y mil lecciones. Gracias Laura!

2015,  Un año que no pudo pasar desapercibido. Un año en el que conocí a quien no conocí.

Laura, un alma madura, en un cuerpo joven, que vino a enseñarme. De quien supe, por una pareja, sus padres, que un día, entraban a mi casa, por que un grupo de personas nos reuniríamos por 15 inolvidables semanas y ellos sus padres, médicos, quienes con el mensaje de Laura, un día, al entregarme la primera edición del mensaje que nos dejó, tocó mi corazón, esa fibra de sensibilidad, que difícilmente llega a ser impactada, como lo hizo Laura, por el hecho de saber morir.

No,… la palabra adecuada es, por haber trascendido, por saber trascender.

Saber que la vida, larga o corta, es una lección por su oscuridad o por la luz y eso fue Laura, Laura fue Luz, que brillo aún más, cuando se acercaba a su final físico entre nosotros. Y hablo de su final físico, porque siento que ella sigue aquí, guiando y enseñando, a través de su libro, sus recuerdos, su ejemplo de vida y mensajes llenos de sabiduría.

Una adolescente, estudiante de medicina, a quien llega una enfermedad, de la que tal vez no saldría.  Hija de médicos, quienes conociendo lo que la ciencia ha explorado hasta nuestros días, eran conscientes del futuro de ella y soñaban tal vez con un milagro o una remisión espontanea.

Médicos, que han recibido, decenas, cientos, tal vez miles de padres, con sus hijos o sin ellos en sus consultorios, con angustias, dolor, por el conocimiento o desconocimiento de la enfermedad de su hijo o hija, tal vez una rodilla destrozada, quizás irrecuperable o una enfermedad del alma, una adicción o algo trivial, que para los padres es difícil de asimilar, y que seguro, ya de por sí, Gilberto y Patricia venían con un alma linda y amable, la lección que dejó su hija, por quien recordarán en cada instante, con cada ser humano que pase por sus consultorios, la importancia de atender desde el amor y con amor, tolerancia, paciencia, ética, dulzura y pidiendo siempre a Dios, a su Yo Superior, la iluminación para el mejor discernimiento, el diagnóstico adecuado y la solución correcta, sin equivocaciones de ser posible, en el momento preciso.

Y empiezo por esta lección, porque ciento que a veces esa sensibilidad y esos valores se pierden en profesiones, donde el Ser Humano, el elemento sobre el que trabajamos, tal vez por la costumbre, la rutina, el día a día, pueden olvidarse. Sin embargo Laura, dejo esta gran huella y sus padres, con seguridad, ante cada paciente y cada familiar, siempre la tendrán presente, no solo por haber sido su hija, y lo que sucedió con ella, sino por todas y cada una de sus lecciones.

Más que a ellos, que ya lo saben y lo aplican desde siempre,  amaría, que miles de médicos, lean este libro y  sean tocados por Laurita, para que jamás olviden la importancia de siempre tener en cuenta las emociones y los sentimientos de familiares y pacientes.

Laura, mostro al mundo como una enfermedad grave, sumado después a una discapacidad física, jamás es límite para soñar.

Como podemos siempre, dar lo máximo de nosotros mismos, superarnos, aun sabiendo, que el futuro es ciertamente, incierto.  Y que mientras estemos en este planeta, somos nosotros quienes decidimos como queremos vivirla.

Me enseño que ante las dificultades y situaciones inminentes, rediseñar el rumbo de mi vida, que sentía escrito y tallado sobre mármol, el cambio, es una opción válida. Si por no poder mover sus piernas, sumado a lo vivido durante la lucha por su recuperación,  ya no es posible ser la Médica que soñó un día, elegir otras profesiones para entregar al mundo lo que ella necesitó, era una decisión que llenaba sus anhelos. Cambiar es posible y genera orgullo, determinación, posibilidades y felicidad.

Reforzó, lo que siempre he tenido en mi corazón y eso es, el valor de la familia. Esa entrega amorosa, incondicional de Patricia, Gilberto y Juan Pablo, su hermano hacia ella, donde los esfuerzos físicos, psicológicos, de tiempo y espacio, lo entregaron en su totalidad para darlo a ese otro miembro, Laurita, para ser su apoyo emocional y físico incondicional, cuando su corazón o sus piernas ya no daban más.  Ese algo especial, cuando descubrimos la importancia de Dar y Recibir con el amor que nos hace invencibles y es cuando resistimos lo irresistible y convertimos lo imposible en posible.

Cuando decimos desde el corazón, Gracias Mama, Gracias Papa y Gracias por esa hermana o hermano que tengo la fortuna de tener a mi lado.

Me recordó, que tan importante es expresar lo que siento, con una palabra, con una sonrisa, una caricia o un detalle, porque eso puede ser el mejor remedio para un corazón roto, por una enfermedad física o por un sentimiento distorsionado, en un momento de soledad, por que como lo dice ella la “amabilidad alegra el alma”.

Y las lecciones, no terminan con ella, cada página de admiración, alegría, dolor viene con la sabiduría de un gran maestro, aprender a soltar, a dejar que se vaya, que se alejen las personas que no me van a llevar a ninguna parte, sin mirar atrás.

Una de las más valiosas e importante de todas, que dejaré que la encuentres completa, mientras lees este magnífico libro, y es la diferencia entre rendirse y saber reconocer un final, con valor y dignidad, saber cambiar tu propósito en la vida sabiendo o sin conocer el final. Algo que jamás había pensado y hoy por hoy tiene un significado invaluable para mí día a día.

Y Laura cierra con broche de oro,  cuando a lo largo de su historia, como un ser humano normal, pelea con Dios por lo que le sucede, su fé tambalea y encuentra su tranquilidad y respuestas, cuando se reconcilia con El y se puede llegar a sentir porque trasciende en su maravillosa Familia donde son”4 almas  y un 1 solo corazón”.

Cuento las lecciones, sin los detalles de lo sucedido, porque solo un ser como ella, puede transmitirte, lo que vivió, sintió y después se constituye en un ejemplo a seguir con cada una de sus enseñanzas.

Gracias Laura por lo que nos dejas, y lo digo en plural, porque sé que si tienes ahora este libro en tus manos, algo más encontrarás tras estas líneas que nunca pretendieron ser una obra literaria, si son una lección para la vida, gracias al ejemplo, la valentía, la fortaleza y la honestidad. Gracias por ser Luz para muchos e iluminarnos cuando sentimos momentos de oscuridad.

Inés Durana Vargas

25 de diciembre de 2015